El número de muertes sigue ascendiendo a causa del terremoto y el tsunami que se produjo como resultado del mismo. Los alimentos y el agua son escasos, incluso en Tokio, donde se coordinan muchos de los esfuerzos de ayuda humanitaria.
Sin embargo, el desastre está tomando un giro espiritual. El gobernador de Tokio, Shintaron Ishihara, ayudó para ello al declarar públicamente que el desastre fue un castigo del cielo debido a que los japoneses se han vuelto demasiado ambiciosos.
"La identidad del pueblo japonés se caracteriza por el egoísmo", aseguró Ishihara. "Estaría bien hacer buen uso de este tsunami para lavarlo y estoy convencido de que el cataclismo fue un castigo del cielo", explicó el gobernador, a quien se le había pedido comentar sus impresiones sobre la respuesta del pueblo nipón ante la catástrofe.
Según Warren Janzen del ministerio SEND Internacional, el que una figura pública de la talla del gobernador emita una declaración como esa abre una discusión pública sobre asuntos espirituales.
Los miembros del equipo de Janzen también están notando el cambio. "Algunos de nuestros misioneros están saliendo a las calles para hablar con personas al azar, para hablar sobre el terremoto, el tsunami y la emergencia nuclear en esa nación. Las personas se están involucrando en conversaciones espirituales con extraños. Eso no es algo común".
REPORTE DE MUNDO CRISTIANO.TV
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